AMERICA LATINA, UN CONTINENTE ENFERMO

di Jorge Fernandez Correa [*]                  [trad. italiano]

En la década de los sesenta del siglo pasado, en los liceos de Chile los estudiantes cantaban el Himno de las Américas. Ese que habla de amistad, buena vecindad, de unidad y de paz. La canción enumera los diversos países del continente incluyendo, por cierto, a los Estados Unidos. La canción termina diciendo: “ Son hermanos soberanos de la libertad”. Por entonces los estudiantes chilenos no habían sido aún afectados ni por la Doctrina Monroe, formulada por los Estados Unidos, bajo la consigna “América para los Americanos” ni por el llamado “Corolario Roosevelt” anunciado a principios del siglo XX, que daba al gobierno estadounidense la potestad de intervenir en Latinoamérica y el Caribe en caso de percibir que la situación de una país podía deteriorarse hasta causar disputas con potencias extracontinentales, especialmente europeas. Los chilenos aún no sentían sobre sí la mano del imperio que durante años había utilizado esa potestad autoasignada para intervenir en su patio trasero, cuando estimaban que los derechos o propiedades estadounidenses “estaban en peligro”.

Durante años usaron la intervención militar en los asuntos internos de la nación “perturbada”, con el presunto objetivo de restablecer el orden y la seguridad de los derechos y el patrimonio de ciudadanos y empresas. Luego de las intervenciones armadas directas se pasó a un modo más sutil y maquiavélico: los golpes de Estado. Así, durante todo el siglo XX y lo que va del actual, el principal desestabilizador de los regímenes llamados de izquierda en América Latina han sido los Estados Unidos. Los estudiantes chilenos lo vivieron en carne propia en 1973. Fue entonces cuando ese canto juvenil lleno de buenas intenciones se transformó en una ingenuidad y se dejó de cantar. Lamentablemente, también por esos años los proyectos de integración latinoamericana comenzaron a languidecer y las políticas económicas neoliberales inspiradas en los Chicago boys llevaron a que cada país buscara su suerte individualmente. La conclusión es que a pesar de los intentos de integración y cooperación realizados durante el siglo XX , actualmente no encontramos fórmulas perdurables de hermandad en América Latina.
La pandemia ha corrido un velo sobre las condiciones de vida de la mayoría de la población en la región, donde el modelo económico imperante ha fortalecido a los ricos y pauperizado a la clase media. Nuestros países sufren un grave deterioro económico y político, sumado a la gran agitación social. La paradoja es que los regímenes de derecha, que tanta satisfacción le dan al imperio, se están desmoronando por su incapacidad para dar soluciones reales a sus ciudadanos, y esto a su vez compromete y hace peligrar el sistema democrático.

Brasil, gobernado por un exmilitar de extrema derecha, suma cada vez más muertos y es el segundo país del mundo con más fallecidos por Covid. Es el resultado de la indolencia e incapacidad de sus autoridades. Jair Bolsonaro, un admirador de Donald Trump, quiso privilegiar la economía por sobre la salubridad y hoy Brasil tiene uno de los peores indicadores de pandemia a nivel global, a tal punto que ya es un peligro para todo el orbe y su economía está fuertemente afectada. La población comienza a corear el nombre del ex Presidente de izquierda Lula Da Silva, como alternativa al derechista que los gobierna.

En Colombia, el gobierno pretendió aumentar los impuestos a los consumidores, mayoritariamente de clases bajas y medias, desatándose un ola de protestas con miles de heridos y decenas de muertos. El actuar policial ha recibido el repudio de las organizaciones de derechos humanos e incluso Naciones Unidas ha debido dar una voz de alerta. Incluso en el Parlamento Británico se criticaron los casos de abuso policial. Ya en septiembre del año pasado la Corte Suprema de Justicia de Colombia había realizado fuertes críticas a la Fuerza Pública diciendo que “el Escuadrón Móvil Antidisturbios hace una intervención sistemática, violenta y arbitraria en la protesta social”. Además, hay denuncias contra grupos paramilitares, a los que se acusa de ajusticiar impunemente a los exmilitantes de las FARC.

En Perú, la pandemia sigue en aumento. Un funesto marzo fue superado por abril, el mes más mortal de toda la pandemia. Al casi colapsado sistema de salud y a los muertos se ha sumado la grave crisis política. Han tenido cuatro presidentes en cuatro años y ahora han pasado a la segunda vuelta de la elección presidencial Keiko, la hija del ex dictador Fujimori - hoy detenido- y Pedro Castillo. Dos polos radicalmente opuestos del espectro político.

En Chile, el estallido social sucedió previo al inicio de la pandemia y se ha dado la paradoja de que ha sido la crisis sanitaria la que ha permitido que la derecha gobernante acepte las reales condiciones en que vive la población. La crisis dejó en evidencia la inmensa desigualdad, la falta de oportunidades, la pauperización del empleo y la precariedad de la vivienda, que afecta a millones de chilenos. La fuerza arrolladora de la realidad reventó en la cara del gobierno cuando quiso confinar a la población a sus hogares y obligar a los estudiantes a seguir sus clases en línea. La respuesta a la mala calidad de vida de enormes sectores de la población, con trabajos precarios y mal remunerados, fue dar subsidios a los más pobres, dejando fuera de los beneficios a las grandes mayorías sin trabajo y sin capacidad de conexión a internet para estudiar a distancia. Fue entonces cuando la oposición abrió la puerta para que las gentes recurrieran a sus fondos de seguro social para sobrellevar la crisis. Hoy el 50% de la población ya no tiene fondos en sus cuentas previsionales. El 15 y 16 de mayo se realizaron las elecciones para la Asamblea Constituyente (gracias a la decisión plebiscitaria de redactar una Nueva Constitución). Han sido elegidos también los Gobernadores Provinciales, los Alcaldes, y los Concejales. El análisis de los resultados dice que la Derecha ha sido claramente derrotada. Ha ganado solo 37 escaños de los 155 che formaran la Asamblea. Por lo tanto, no llega nì a un tercio de los representantes, nivel que habría permitido una cierta influencia en las decisiones. Pero, tampoco los otros partidos tradicionales han conseguido resultados mucho mejores. Al contrario, quien se asegura una fuerza determinante en las decisiones asamblearias son las agrupaciones de los independientes (Apruebo Dignidad y Apruebo) que conquistan 53 escaños, mas de los dos tercios del total.

Pero los gobiernos que se declaran de izquierda no lo han hecho mejor.
México es el cuarto país con más muertos por el Coronavirus. Los trabajadores de la salud se encuentran entre sus víctimas. Atraviesa por la peor recesión de los últimos quince años, con graves consecuencias sociales. Hay un drástico aumento del desempleo y las remesas que envían sus familiares desde los Estados Unidos - lo que constituye un singular sistema de “seguro social”- han disminuido, provocando más pobreza. Además de seguir siendo víctima de las mafias de las drogas y el crimen organizado, México es uno de los países con mayor corrupción. El reciente desplome de la línea 12 -vía elevada del ferrocarril metropolitano- donde un puente cayó sobre una carretera, habla de las falencias en las obras, lo que ya había sucedido años atrás con la caída de edificios en terremotos.

En Argentina, el gobierno de Alberto Fernández está seriamente cuestionado por el manejo de la crisis y las protestas se hacen sentir incluso con el sonar de las cacerolas. La pobreza supera el 40% de la población. El proceso de vacunación va lento. Ya la cantidad de muertes se acerca a las setenta mil y se teme por el colapso de los sistemas de salud. Ha habido varias protestas contra el cierre de las escuelas, desde que el presidente anunció la suspensión de las clases presenciales a mediados de abril. Argentina nunca termina de salir de sus crisis. Como han dicho grandes economistas, es su sociedad, no su economía la que parece estar enferma.


Venezuela, tristemente, es un caso aparte. Hoy son miles los venezolanos que huyen en busca de mejor futuro y engrosan la lista de inmigrantes ilegales en otros países de la región.

En fin, al parecer es toda América Latina la enferma.

--------------------

(*)  Jorge Fernandez Correa, ha sido Director del periódico de 'La Nación', de Santiago de Chile. Experto en comunicación ha desarrollado funciones gestiónales y de formación en las Naciones Unidas y en muchas otras instituciones, públicas y privadas, chilenas. Periodista independiente es, actualmente, sobre todo escritor de numerosas novelas. 

Jorge Fernandez Correa, è stato Direttore del giornale 'La Naciòn', di Santiago del Cile. Esperto in comunicazione ha svolto funzioni di gestione e di formazione nelle Nazioni Unite e in molte altre istituzioni, pubbliche e private, cilene. Giornalista indipendente, è, attualmente, soprattutto scritore di numerosi romanzi.

DESIGN BY WEB-KOMP