TEATRO DES-CONFINADO

¿PROVOCACIÓN SURREALISTA O MENSAJE PROFÉTICO?

 

 

     Conversación desde Buenos Aires con Fernanda Docampo (*) y Ariel Divone (**)  [Link trad. italiana]

A continuación compartiremos algunas reflexiones derivadas de nuestra experiencia teatral a partir de las preguntas/disparadores que la redacciòn de Partecipagire nos ha hecho.

Cuando hablemos de Teatro, nos referiremos a nuestra experiencia teatral basada en el trabajo que venimos realizando desde 2003 entre Argentina y Francia, como actores, pedagogos y directores teatrales.

 

¿Puede el Arte ser un instrumento intencional de lucha política? ¿Como se pone el teatro en esta perspectiva?

Consideramos que nuestra construcción teatral es política principalmente porque crea un espacio de encuentro con el otrx del que prospera un sentimiento comunitario entre lxs actorxs y directorxs, que a su vez, se transmite a los espectadorxs.

Teniendo en cuenta que el hecho teatral existe en el vínculo (puente) entre actores y espectadorxs, creemos en el teatro como

un espacio de encuentro de lo humano en el que la presencia del actxr se construye en relación con el otrx, un otrx que, a su vez, espera algo de mí. Es político porque reclama acciones compartidas, acciones que producen sentido en la mirada del otrx, resonando en la biografía de cada unx y en la memoria colectiva.También entendemos el teatro como acto de sinceridad del ser humano que juega creativamente a desafiar la realidad que lo condiciona, generando espacios otrxs, caminos alternativos, intersticios de tiempo y espacio compartidos que habitan la potencia del encuentro. Generando un contacto más real con el presente se cuestiona la « normalidad », los patrones, los estereotipos y las creencias.

Y en cuanto a la lucha, consideramos que el camino del artista está atravesado por intensas y potentes luchas primero hacia nuestras propias estructuras y miedos y luego en cada representación tiene lugar un nuevo combate que permita disponernos de modo tal que podamos ser vehículo expresivo que nos acerque y contagie, para generar la experiencia vital del teatro.

En lugar del arte como instrumento de la política nos gustaría más pensar en la política como instrumento del arte. De hecho, la política es un arte. El teatro nos acerca a lo esencial del ser humano. Una especie de existencia en presente, susceptible de trascender roles, jerarquías y otras diferencias. 

·A veces estar sentados en un teatro provoca un sentimiento de comunidad. ¿Es imaginación, deseo, sugestión? ¿Todo termina, saliendo del espectáculo, o algo queda? Aristófanes se burló mucho del pobre Sócrates y se dice que esto contribuyó a que lo condenaran a muerte. En aquella época toda la ciudad iba al teatro. ¿El teatro es hoy una  experiencia de élite o existe un teatro popular, un teatro capaz de comunicar con la gente de los smartphones?

Elegimos hacer un teatro popular, que llegue a todas las personas. Las experiencias en la calle son muy positivas para generar ese tipo de acontecimiento, de encuentro espontáneo, intempestivo y sorprendente como la vida misma.Resulta interesante ver cómo la privatización de los espacios públicos y de la vida en general, ha ido limitando ese tipo de intervenciones teatrales. Asimismo, lidiar con lo que pasa en la calle también es un desafío precioso del teatro. Con unas convenciones al límite, con personas excluídas del ritmo social y otras que van siempre más de prisa, el teatro llega, nos involucra a todxs y transforma el tiempo y el espacio, generando una situación comunitaria que rememora el orígen. Será ese acaso uno de sus mayores poderes? Tal vez sea por eso mismo, que para convertirlo en una actividad lucrativa, fue necesario expropiarle sus condiciones originarias para volverlo un arte de elite que actualmente sea accesible a determinado tipo de personas y apelando fundamentalmente a la formación intelectual de cada espectadxr para alcanzar su goce individual. Nosotrxs procuramos construir las obras (de calle o de sala) con diferentes accesos posibles para que personas de contextos diversos, siempre encuentren un lugar y la posibilidad de sentirse parte del acontecimiento.

A su vez, cuidamos la manera en que vamos construyendo los espectáculos para lograr una coherencia que finalmente llegue a lxs espectadorxs a la hora de compartirlos. Hacemos nuestros mejores intentos por funcionar comunitariamente desde el proceso creativo. Trabajamos a partir de improvisaciones que van creando la dramaturgia,evitamos las jerarquías de roles protagónicos y secundarios, construimos la escenografía y el vestuario entre todxs a partir de los saberes de cada unx.El  compromiso, la dedicación y el amor a nuestro oficio, son los igualadores para los grupos de teatro que conformamos.Creemos que este sistema « marginal » respecto del sistema « normalizado » también se transmite a la hora del encuentro con el público porque el mensaje o el sentido no sólo se concentra en el texto de la obra sino en todas las acciones que realizamos para llegar hasta allí. Y otra clave es la exploración, la investigación, el ensayo, la repetición, el tiempo y la fe…

¿El teatro de hoy entretiene o crea conciencia; o entretiene y crea conciencia? ¿Es instrumento de expresión colectiva o representa una ideología y una moral particular (profética)?

Para nosotrxs es fundamental encontrar un equilibrio entre entretener y crear conciencia o espacio para cuestionarse. Nos parece importante construir un presente atractivo, motivador, estimulante y, a su vez, generar espacios que inviten a lxs espectadorxs a ser partícipes de la experiencia y a buscar sus propias preguntas. La importancia de la autonomía de las personas y la potencia transformadora del encuentro entre los seres son temas recurrentes y las provocaciones poéticas que nos llevan a reflexionar sobre nuestro lugar en la vida, suelen ser parte del planteo de base de nuestras obras. En general nos vamos dando cuenta de que las obras que fuimos haciendo en el pasado, nos hablan del futuro y tal vez eso responda a los procesos de profunda introspección que realizamos para cada espectáculo,conectándonos -desde la acción de la investigación- con cuestiones que conocemos de forma más intuitiva.

·El Teatro y las otras artes. Interacción. Complejidad. Enriquecimiento del lenguaje y riesgo de tecnologizarse.

Desde nuestro abordaje, es muy importante tender a la integración de las artes porque necesitamos potencia expresiva que  tome todas las formas posibles. La separación de las artes resulta algo bastante ilógico en realidad. El teatro es ritmo, la música es interpretación, la danza es representación. Es algo así como intentar separar el cuerpo de la mente o el pensamiento de las emociones. Son procesos posteriores motivados por intereses de un momento determinado. En relación a la tecnología, nosotros la utilizamos siempre que nos sirva como una forma más de incluir al espectador y también para cuestionar sus mecanismos en nuestras sociedades. En estos tiempos de pandemia, nos resulta interesante la disputa de sentido respecto de lo que vendrá luego de esta etapa. Y allí creemos que nuestro rol como artistas es estar muy atentxs a lo que se nos propone como solución o posible respuesta al conflicto. Necesitamos politizar las plataformas por ejemplo; no podemos utilizarlas ingenuamente como si los grandes poderes del mundo no fueran sus dueños. Y la cuestión de los espacios públicos. Queremos un pseudo teatro en streaming o un encuentro teatral en las calles? La formación actual de los actores tiende más a la pantalla o al despliegue físico en un espacio amplio? Esta situación nos invita una vez más a hacernos preguntas para ir encontrando posiciones de autonomía que den pelea a los procesos de desvitalización de las artes.

·El Teatro y Latinoamérica: ¿Un presente con futuro?

En latinoamérica, la relación con la vida, con el otro y con la cultura está signada por su condición de territorio colonizado que aún sufre las consecuencias de procesos que se siguen actualizando aunque tomen diferentes formas. Sin embargo, esas incertezas del futuro son las mismas que nos conducen a una experiencia del presente muy potente porque es necesario dar pelea día a día para sobrevivir. En ese sentido, los lazos comunitarios y la cultura, resultan imprescindibles, aportando vitalidad a nuestros encuentros y también como forma de resistencia. Creemos fundamental la cuestión de la soberanía de nuestros pueblos respecto de los grandes poderes extraccionistas y desvitalizadores de la tierra y la cultura. Generar relaciones de cooperación en lugar de fomentar posiciones de sometimiento es algo que nos motiva particularmente a la hora de encarar procesos creativos. La posibilidad de desarrollar conceptos a partir de nuestras experiencias compartidas en lugar de entrar en moldes o copiar modelos, es el camino que elegimos para crecer y fortalecernos.

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(*) Fernanda Docampo nació en Buenos Aires el 8 de mayo de 1981. Inició sus estudios teatrales en el IUNA en el año 2000 y luego viajó a Francia donde continuó su formación académica en la Universidad Paris 8. Es actriz, docente, directora e investigadora teatral. Desde 2008 realizó diferentes creaciones dentro de la compañía La Theâtreria y viajó por Francia, Italia y España con varios espectáculos. En 2013 viajó a Kérala, India, donde estudió y practicó Mohiniyattam (danza femenina). Realizó seminarios con Ricardo Bartis, Guillermo Angelleli, Pierre Doussaint, Eleonora Mónaco, Susana Yasan, Iben Rasmussen, Claudia Cantero, Brigitte Chataigner, entre otrxs. En 2014 volvió a Buenos Aires y desde 2015 trabaja como docente de la escuela municipal de formación actoral Pedro Escudero de Morón dando seminarios de entrenamiento y desarrollando un Laboratorio de creación teatral en espacios no convencionales.

https://www.facebook.com/fernanda.docampo

(**) Ariel Divone nació en Buenos Aires el 30 de agosto de 1978. Comenzó sus estudios académicos en la EMAD en 1997, finalizándolos en la Universidad Paris 8. En 1999 fundó la Compañía Delbuscarteatro con la que giró por Argentina y América Latina. Del 2000 al 2002 participó de la coordinación del centro cultural IMPA, La  Fabrica Ciudad Cultural. Es actor, director, docente e investigador teatral. Vivió en Francia entre 2004 y 2014 donde fundó la Compañía La Théâtreria con la que realizó ocho espectáculos y giró por Europa. En 2013 viajó a Kérala, India, donde aprendió el arte marcial Kalaripayatt. Participaron de su formación : El Baldio teatro, El  Séptimo, El Periplo, El Muererío, Walter Velázquez, Guillermo Angelelli, Pierre Doussaint, Iben Nagel Rasmussen, Katia Legeret y Ricardo Bartis. En 2014 volvió a Buenos Aires y desde 2015 trabaja como docente de la escuela municipal de formación actoral Pedro Escudero de Morón dando seminarios de entrenamiento y desarrollando un Laboratorio de creación teatral en espacios no convencionales.

https://www.facebook.com/divone.ariel

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